Ansiedad

La ansiedad es, por desgracia, uno de los problemas más comunes por el que las personas acuden a terapia.
Se manifiesta en varios grados de intensidad como respuesta a una situación personal concreta. También se puede experimentar de forma generalizada, sin un desencadenante aparente.
Se trata de un cuadro de síntomas tales como angustia, taquicardia y ahogo, entre otros, resultado de anticipar situaciones que se han llegado a interiorizar como amenazantes.
Hablamos de un estado de alerta desproporcionado, que llega a ser desbordante física y emocionalmente para quien lo padece.

Las primeras veces que se experimenta, la persona no entiende qué le está pasando. La vivencia en ocasiones llega a ser tan desagradable que puede tener la sensación de que va a enloquecer o a morirse.
La ansiedad cursa con una sensación general de indefensión y de parálisis, así como una preocupación obsesiva por volver a sufrir sus síntomas en el futuro.
Otros indicadores propios de ansiedad son los pensamientos negativos recurrentes, insomnio, pérdida del deseo sexual, incapacidad para relajarse, opresión en el pecho, sensación de amenaza, ganas de huir, impulsividad, náuseas, etc.

Tratamiento de la ansiedad

La propuesta de trabajo parte primero por reparar el estado base de la persona y recuperar una mayor tranquilidad diaria.
Para ello es fundamental aprender herramientas básicas de respiración y eliminar aquellas conductas o hábitos que refuerzan la sintomatología.
Tras conseguir rebajar la angustia, en Terapia Humanista invitamos a poner conciencia y entender qué ha provocado la sintomatología.
Es importante ver la ansiedad como una respuesta a un problema, no como el problema en sí.
De esta manera la terapia se centra en ir recogiendo el aprendizaje que subyace a la expresión del síntoma. Sólo así se consigue obtener más recursos para prevenir que ese problema u otros similares se repitan en un futuro.

Juntos podemos poner fin a la ansiedad

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