Sincronización de los Hemisferios Cerebrales

La Sincronización de los Hemisferios Cerebrales (SHEC) supone un paso más allá en el mundo de la neuropsicología aplicada. Esto es así porque aúna diferentes técnicas de integración cerebral, como la EFT o el TIC. Hablamos pues de una herramienta única y muy completa para sanar diferentes problemas.

Con esta técnica se activan de forma alterna los dos hemisferios cerebrales. Esto se consigue a través de la estimulación del campo visual, comparando el mismo problema según el hemisferio activado. Una vez se termina el proceso, la persona es capaz de observar la situación conflictiva sin llegar a desbordarse emocionalmente, como quien observa una película sin mayor implicación.

De esta forma, conseguimos restablecer una respuesta de tranquilidad y sosiego ante las diferentes experiencias traumáticas de la vida o ante el malestar vivido de forma habitual en el presente.

Se trata pues de una herramienta muy valiosa y eficaz dentro del campo de la salud y la estabilidad emocional. A medida que se emplea en la terapia, la propia sensación de malestar va disminuyendo bajo la mirada de la persona, proporcionando alivio y una clara sensación de lejanía emocional ante la fuente de sufrimiento.

Guía para el futuro cliente

A través de la sincronización de los hemisferios cerebrales se consigue una extinción, o al menos una clara disminución, del malestar físico y emocional. También sirve para reformular creencias limitantes, pues con esta técnica la persona logra contactar con recursos propios para encarar los problemas desde otra perspectiva distinta a la habitual.

SHEC sirve de utilidad también para prevenir que en situaciones futuras se repita el malestar o la sintomatología trabajada. Supone literalmente para el cerebro encontrar nuevas conexiones neuronales que dotan a la persona de una mayor tranquilidad.

A veces las personas están tan habituadas a un malestar concreto que llegan a considerar imposible cambiar esa situación. Esta técnica, sin embargo, promueve cambios a un nivel neurofisiológico, más allá de la visión limitante de futuro que cada uno alberga en su mente o en sus emociones.

Si lo que se necesita es trabajar un aspecto muy concreto, SHEC supone una herramienta muy completa. En pocas sesiones permite liberar la carga emocional almacenada y restablecer el sistema de autocuración natural que se da en nuestro cerebro ante la comunicación neuronal entre ambos hemisferios.

SHEC es muy recomendable para tratar:

  • Experiencias traumáticas que marcaron a la persona y que le impidan llevar en el presente una vida libre de malestar. Por ejemplo: duelos, accidentes, maltrato, abusos, separaciones, acoso laboral o escolar, humillación, abandono u otros episodios violentos o denigrantes.
  • Síntomas concretos sufridos en la vida diaria, tales como ansiedad, miedos, rabia, parálisis, estrés, angustia o somatizaciones, entre otros muchos.

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Esta técnica trabaja a muchos niveles, desde la configuración neurofisiológica de nuestro cerebro hasta un nivel más energético. Con todo esto, en varias ocasiones se consiguen resultados asombrosos en poco tiempo.

A veces la persona está tan acostumbrada a convivir con el malestar que su mente no puede procesar cambios rápidos. En base a esto, surgen explicaciones alternativas para comprender de forma lógica la naturaleza de este cambio.

Por ejemplo, tras producirse un cambio en una sesión con SHEC, la persona puede atribuir en un futuro que dicho cambio se debió a otro motivo “más lógico” (o que su mente pueda racionalizar), como por ejemplo que tuvo una semana de vacaciones y eso le hizo olvidarse del problema.

Incluso puede ocurrir que la persona reflexione que en realidad nunca estuvo tan mal respecto al problema tratado en terapia. En cualquier caso, el efecto Apex señala que, a veces, conseguimos cambiar más rápidamente de lo que nuestra mente cree.

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