Ahora es el momento de que me escuches, pues si bien me has ayudado en muchas ocasiones, ya estoy cansado.
Renuncio a vivir una vida mental, llena de futuras satisfacciones vacías que no me hacen vivir el presente. Estoy harto de querer tapar un agujero sin fondo, un saco roto donde se ahogan mis penas y mi ansiedad a través de la comida, los cumplidos, las fantasías o la falsa seguridad.
Apelo a mi derecho a ir por el mundo tal cual soy en cada momento, satisfaciendo mis necesidades internas y sin llegar a confundirlas con otras necesidades falsas y superficiales. Desisto de buscar la experiencia futura que sacie por completo mi carencia y que nunca llegará.
Apelo a mi derecho a expresarme ante los demás como necesite, desde el amor a mí mismo, sin tener que recurrir a estrategias y otras artimañas que me hagan parecer lo que no soy.
Soy un hombre, un ser humano, con muchas necesidades, pero también con muchos recursos para poder dirigir mi vida.
Me responsabilizo de lo mío y me desrresponsabilizo de lo ajeno, de lo que no me pertenece.
Si bien hay muchos matices en tí que ahora no llego a descubrir, el amor que siento por la vida me da fuerzas para ir desarmándote paso a paso, hasta que la plena conciencia llegue.
Te doy las gracias por haberme permitido sobrevivir y a la vez te destrono de tu atalaya, para que pases a ser mi compañera de vida, mas no el motor que mueve mis pasos.
En mi fe por el amor reside toda esperanza de consciencia. Bienvenida sea a esta alma hecha carne.