Duelo

Existen muchos tipos de pérdidas. La mayoría causan en nosotros un gran dolor (duelo) o malestar en función del amor o del apego hacia las personas o situaciones que quedaron atrás.
Si bien es cierto que cada persona atraviesa el duelo a su forma y a su ritmo, en varias ocasiones nos quedamos estancados.
Esto es debido a que el dolor tras la pérdida es tan grande que nuestro cerebro levanta barreras o defensas. El miedo a no poder atravesar dicho duelo conlleva una parálisis emocional que nos impide recolocar la pérdida interiormente.
Entre los diferentes duelos podemos vivenciar una pérdida importante de salud, la muerte de un ser querido, una mudanza o la pérdida de un trabajo.
También existen los llamados “duelos  no permitidos”, es decir, toda pérdida que no es reconocida social y formalmente como tal. Algún ejemplo sería el hecho de dejar atrás tiempos mejores, la muerte de una mascota o extraviar objetos importantes.

No es fácil atravesar un duelo. No es fácil porque ya de pequeño muy probablemente no nos enseñaron a lidiar con el dolor.
Llevamos una vida llena de miedo al dolor, de evitación. Esto hace que nos compliquemos, pues llegamos a sufrir de forma prolongado y nos acorazamos cada vez más emocionalmente.

¿Cómo te ayudamos?

Por nuestra experiencia contradecimos aquel dicho de “el tiempo lo cura todo“. En ocasiones hace falta un trabajo más activo y de conexión con uno mismo para hacer frente a los problemas.
Vivir un duelo muchas veces tiene que ver con permitirnos sentir vulnerables y ser sostenidos.  No cualquier persona está preparada para sostener el dolor de otro. Esto dependerá de cómo esa persona se ha atrevido a vivenciar su propio dolor.
Cuando hablamos de un terapeuta preparado hacemos referencia antes que nada a una persona que ha hecho un trabajo interior al respecto, aunque la naturaleza de la pérdida sea distinta a la que ha experimentado el paciente.

Te ayudamos a superar el dolor de tu pérdida

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