La terapia transpersonal aúna el pensamiento psicológico occidental con la filosofía y tradición oriental. Por ello, esta propuesta ensalza la continuidad del ser humano más allá del plano físico (cuerpo, mente y emociones).
Se considera la cuarta dimensión de la psicología, traspasando la terapia cognitivo-conductual, el psicoanálisis y la psicología humanista.
Su vínculo con la tradición oriental promueve en la práctica que el ser humano conecte con su parte más esencial y absoluta. Desde este yo-profundo tomamos la energía necesaria para sanarnos, viajando a través de nuestra persona hacia el interior (“trans-personal”).
Esta terapia llega a los niveles de conciencia más profundos del ser humano, a los cuales cada persona puede acceder mediante trabajos y diversas técnicas de atención sostenida y observación.
Sin embargo, muchas veces se requiere cierto entrenamiento introspectivo para alcanzar dichos niveles de conciencia. Por esto, la propia experiencia terapéutica contiene la energía sanadora. Esta energía traspasa nuestras creencias mentales, las emociones y sensaciones corporales, abriendo a la persona a una nueva manera de contemplar la vida y el mundo que le rodea.