Estrés

Son cada vez más las personas que buscan un tratamiento del estrés, ya que su presencia en la sociedad está incrementando con el tiempo.
Un cierto grado de activación es necesaria para motivarnos y seguir hacia adelante. Sin embargo, nos podemos colapsar cuando queremos abarcar más de lo que verdaderamente podemos.
Generalmente sus causas se deben a agentes estresantes, tales como un trabajo muy exigente o una situación personal difícil.
También encontramos como posibles causas la exposición a condiciones ambientales extremas (temperaturas altas o bajas, ruidos continuos…).

Las consecuencias de una vida estresada repercuten directamente sobre el estado de salud en forma de diferentes síntomas:

  • Físicos: palpitaciones, dolor de cabeza, sudoración anormal, opresión en el pecho, dificultad para respirar, nudo en la garganta, sensación de fatiga, temblores o tensión muscular generalizada.
  • Psicológicos: angustia, temor, irritabilidad, despites frecuentes o pérdida de memoria, inseguridad, deseo de llorar, preocupación obsesiva, problemas de concentración, negatividad o continuos cambios de humor.

Tratamiento del estrés

La necesidad de adaptarnos a nuestro entorno es un proceso natural.  Sin embargo, se transforma en una experiencia estresante cuando este proceso se vuelve muy intenso y prolongado en el tiempo.
Mantener de forma sostenida una situación que genera malestar no es síntoma de fortaleza, sino garantía de enfermedad.
Considerar de qué manera nos volcamos en el entorno y priorizar nuestras necesidades de cara a remodelar nuestro día a día constituyen los objetivos de la terapia en estos casos.
Sin embargo, es complicado llegar a tal claridad por uno mismo debido a las creencias limitantes y excusas que ponemos.
A veces es necesario buscar un espacio nuevo en la terapia donde parar junto a un experto y centrarse en uno mismo.

Juntos podemos poner fin al estrés

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